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Mudanza de una oficina o despacho: ¿cómo acabar lo antes posible?

Llega septiembre, vuelta de vacaciones llenos de energía y nuevos proyectos en mente y muchos de ellos se traducen en un cambio de ubicación.

La mudanza de una oficina o despacho es muy usual de cara a nuevos ambientes que queremos crear entre todos los empleados o pensando en los clientes, para facilitar que nos encuentren o se reúnan con nosotros.

A veces todo se debe a falta de espacio por una decisión de expandirnos a nuevos mercados o contratar a nuevos trabajadores.

Sea cual sea tu caso, te damos los mejores tips para la mudanza de una oficina, según nuestra experiencia en mudanzas nacionales e internacionales.

¿Nos vamos muy lejos?

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es la distancia hasta nuestro nuevo lugar de trabajo.

A veces, la mudanza de una oficina o tienda tiene lugar en el mismo edificio o incluso, en la misma calle, lo que nos facilitará el proceso.

Sin embargo, cuando la distancia es mayor, surgen más inconvenientes y factores a valorar y aumenta la necesidad de pedir ayuda profesional. Todo depende de lo que necesitemos trasladar.

¿Qué nos llevamos?

El segundo factor y quizá, el más importante, es ver qué nos tenemos que llevar.

Puede que la oficina la tuviéramos en alquiler y los muebles como mesas, sillas y armarios deban quedarse. O por el contrario, que todo sea nuestro y lo queramos trasladar a la nueva ubicación.

Comienza por preparar un listado en orden de tamaño.

Haz un recuento del número de muebles que tienes que mover, con sus medidas correspondientes y el lugar de la oficina donde van, para facilitar la tarea a los transportistas cuando tengan que dejarlo.

Posteriormente, pasa al material tecnológico.

Ordenadores, impresoras, portátiles, torres, teclados… Todo es más delicado y le debes prestar mayor atención porque además, en su interior contienen información importante para ti y tus clientes.

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¿Guardaste sus cajas cuando los compraste?

Si no es el caso, compra papel de burbujas para protegerlos al máximo y cajas resistentes y de fácil montaje. Para los cables, enróllalos adecuadamente y ponles una pegatina en un extremo indicando a qué aparato pertenecen.

Así mismo, da a cada empleado una caja para que puedan guardar sus objetos personales o aquellos de menor tamaño como ratones, cuadernos, cascos o auriculares, tazas, calendarios, etc.

Mudanza en el menor tiempo posible

Si tienes dudas sobre lo que te vas a llevar, cómo guardarlo todo o a quién pedir ayuda, te ayudamos a solucionarlas.

La mudanza de una oficina no es como la mudanza de una casa y por norma general, buscamos que se haga lo antes posible. Se trata de nuestro trabajo y muchas veces los clientes no están dispuestos a esperar.

Por ello, plantearnos realizarla por nuestra cuenta con un coche o furgoneta no suele ser la mejor opción. Principalmente, porque cuando nos vamos a una distancia larga, no tenemos una completa seguridad de encontrar aparcamiento próximo y para todo el tiempo necesario.

No te la juegues ni subestimes a los muebles. Son grandes, pesados y cuando ya has movido 2 o 3 se te han ido completamente las ganas de continuar con ello.

Y si encima tienes que andar más, mucho peor.

Contrata a una empresa de mudanzas especializada y con experiencia. Lo vas a agradecer.

Otras veces, el inconveniente está en el espacio. Aunque nos vayamos a una oficina mayor, tener todas las cajas con papeles y archivadores apiladas puede ser un lastre que nos acompañe semanas.

Te aconsejamos contratar un trastero con el espacio que mejor se adapte a tu caso, trasladar allí las cajas y bolsas y mandar a la oficina con el transporte directamente muebles y material tecnológico.

Cuando ya esté todo colocado y vosotros situados, podéis empezar a mover aquello que necesitéis e incluso dejar los papeles con informes o facturas antiguas en un trastero más pequeño que os servirá de almacén con acceso 24h.

Vas a ver que es más sencillo, útil y lo mejor, ¡mucho más rápido para la mudanza de una oficina!

 

 

 

 

 

 

 

Mudanza de muebles: ¡errores y consejos!

La gran mudanza de una casa no son solo cajas y bolsas.

Normalmente tenemos más cosas pequeñas que acaban abultando mucho y ello provoca que acabemos trasladando decenas de cajas de todos los tamaños con libros, ropa, objetos varios, marcos de fotos y cuadros, etc.

Sin embargo, el verdadero reto viene a la hora de trasladar los muebles. Quizá solo sean 3 o 4, pero su tamaño y peso nos va a llevar más de un comedero de cabeza.

Aquí os dejamos los errores más comunes y algunos consejos a la hora de hacer una mudanza de muebles.

LAS MEDIDAS

Mide todos los muebles que vayas a trasladar por su alto, ancho y profundidad. Y por supuesto, mide también el espacio por donde van a tener que pasar.

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¡No vale hacerlo a ojo!

Cuántas veces nos habremos empeñado en que la mesa tiene que pasar por la puerta cuando es obvio que ni girándola de mil formas entra. Vamos a evitar ponernos cabezones. Tienes todas las de perder y en el peor de los casos, acabarás rompiendo algo.

Así que coge papel, lápiz y el metro y lo primero de todo, a medir.

¡A DESMONTAR MUEBLES!

Ese temido momento en el que ves que los muebles no pueden salir de la casa en su estado actual y la única opción posible es desmontarlos.

Si montar muebles con las instrucciones al lado ya tiene su «gracia», ni te imaginas lo que es desmontarlos y volverlos a montar con la única base de tu memoria, porque obviamente el papel con las explicaciones lo tiraste hace años.

¡No te fíes de ti mismo!

Al principio todo parece muy sencillo. Solo hay que quitar tornillos y sacar unas cuantas piezas. Luego todo se complica y acaban sobrando piezas y tornillos que no tienes ni idea de dónde poner.

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De nuevo, papel y lápiz y, en este caso, no está de más una cámara para hacer unas fotos del antes y durante el desmontaje de cómo va quedando el mueble.

Con los tornillos, guarda todos en una bolsa escribiendo antes su tamaño y a qué parte pertenecen. También los puedes pegar con un poco de celo a la parte del mueble a la que corresponden.

LOS TEMIDOS CAJONES

Tú los miras y parecen inofensivos. Entonces levantas la mesita de noche y se te caen todos encima como si algo los empujará a salir disparados.

Lo primero de todo, vaciarlos por completo.

Parece obvio, pero cuando abres un cajón que hacía siglos que nadie abría y te encuentras con cosas como pinzas, tornillos sueltos, una llave perdida y hasta tickets de la compra y facturas, lo único que se te ocurre es volver a cerrarlo y dejar todo ahí. Ya decidirás que haces con ello más tarde.

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Evita este momento. Siempre puedes meterlo todo en una bolsita de «objetos perdidos». Pero no lo dejes en el cajón.

Para mayor seguridad, puedes pegar los cajones con cinta aislante y así seguro que no se caen en la mudanza. ¡Cuidado con lo poner una demasiado fuerte o al quitarla nos llevaremos la pintura del mueble!

PROTEGE LOS MUEBLES

Una vez tenemos los muebles de gran tamaño desmontados y los pequeños preparados para ser trasladados, es necesario protegerlos para evitar que se rompan o deterioren durante la mudanza.

Si contratas una empresa de mudanzas, infórmate antes de la forma en que se van a trasladar los muebles y si cuentan con materiales de embalaje.

Es preferible que te encargues tú primero de embalar y proteger lo máximo posible. Para aquellos muebles más pequeños como mesitas, puedes cubrirlas con mantas y meterlas en cajas del tamaño adecuado de fácil montaje y gran resistencia.

Para los muebles de mayor tamaño, es preferible cubrirlos con mantas específicas para mudanzas, papel de embalaje y rollos de papel burbuja. Si el mueble ya ha sido desmontado, puedes introducir todas las piezas pequeñas en las cajas y cubrir las más grandes.

Con todo, te asegurarás que tu mudanza de muebles se realiza sin problemas y todo llega a tu nuevo hogar en perfecto estado.

 

 

 

 

Vuelta de vacaciones: cómo hacer para que tu casa no parezca una leonera

Si la vuelta de vacaciones ya de por sí es frustrante, imaginaros qué ocurre cuando te pasas los 2 o 3 días siguientes con todo lo que te llevaste de equipaje por casa, recordándote lo bien que lo has pasado.

¿Una cruel vuelta a la realidad?

Verano, calor, más horas de luz y muchas ganas de relajarse y desconectar. Sacas todas las maletas, las toallas y los juguetes de playa de los niños, la sombrilla…

O si vas a la montaña o de camping: las tiendas, los sacos, la mochila, la cantimplora, linterna, esterilla…

Ya sabéis, esa clase de objetos que muchas personas solo ven una vez al año cuando llega el momento de irse de vacaciones.

Entonces pasan tus 15 días de viajes y disfrutar al máximo, dormir mucho y ver lugares increíbles y toca volver a la rutina, a casa.

Admítelo, no hay nada que de más pereza cuando has vuelto de un viaje que tener que deshacer la maleta. Y constantemente pasa por tu cabeza lo feliz que serías si la ropa se colocara sola.

vacaciones

La maleta, un pozo sin fondo

Empiezas a sacar la ropa, los zapatos, las toallas y ves que no tiene fin. ¿De verdad te llevaste tantas cosas?

A ello hay que sumarle que cuando la preparas todo está perfectamente ordenado, pero a la vuelta el orden brilla por su ausencia.

Sí, te has comprado bastantes cosas nuevas y ello puede ser la explicación. Y cuando decimos bastantes se incluye una nueva sombrilla desmontable porque hacía más calor del que te esperabas, un gorro enorme para ir a la moda, otro bikini, varias colchonetas y por supuesto, recuerdos para toda la familia: llaveros, tazas o imanes para la nevera se llevan el protagonismo.

verano

Una camiseta con el nombre del país que no te vas a poner nunca también sale de la maleta. O la famosa sudadera…

Y así pasan los días…

Lo sabes, a la pereza que da vaciar las maletas se añade el problema de que no sabes dónde guardarlo todo. ¿Las maletas tenían un sitio fijo? ¿Y qué haces con todas las toallas?

Si lo tuyo ha sido la montaña y te has comprado hasta una tienda de campaña de 2 habitaciones, lo tienes más difícil.

Pasan los días y ves que todo sigue esparcido por la casa, esperando que alguien lo coloque en su sitio.

¿Ideas?

Sí, tenemos buenas ideas que te van a ayudar muchísimo.

  1. Separa aquello que sabes que no volverás a utilizar hasta el año que viene.
  2. Divídelo por tamaños y temáticas (playa vs montaña).
  3. Guarda lo de menor tamaño dentro de las maletas.
  4. Si sobran maletas vacías o alguna es muy grande, puedes meter una maleta dentro de otra.
  5. Coge alguna caja para guardar aquello que no entraba en las maletas, como cubos y palas para la playa o las esterillas. Etiqueta cada caja con lo que contiene en el interior.
  6. Para los objetos de mayor tamaño que no entrar en las cajas ni maletas, como sombrillas o tiendas de campaña, cúbrelos con algún plástico para que no se estropeen hasta el año siguiente.

tienda

Una vez has hecho esto, solo queda llevarlo al trastero y guardarlo todo junto en el mismo lado. De esta forma, al año siguiente lo tendrás perfectamente localizado y sabrás que cada cosa tiene su sitio.

Además, será mucho más fácil colocarlo y verás como la vuelta de vacaciones se hace menos dura y la casa queda ordenada más rápido.

 

 

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